Muy Lejos; Saliendo del País de las Olas.

Nota; Fue Validado lo de seguir mi Escape Escritamente; por el lag que tengo; Desert. Te agradezco que no protestes.

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¡Tomaré tu alma! ¡Tomaré tu alma!, pensaba.

Con mi maleta y mis memorias de lo bien que pasé mi vida en la aldea de Kirigakure, me comí mis lágrimas y tomé una balsa, me adentré en el océano que separaba el país de las Olas con el resto del mundo Shinobi que conocemos.

Discimuladamente; deambulé en el océano, camuflado apenas con los pájaros que sobrevolaban el área; me sercioré cuidadosamente de no llevar ninguna comida en la balsa, o los animales marinos delatarían mi identidad, por eso, me llené con lo que pude antes de partir; ya que eran dos días de viaje, con los que apenas podría sobrevivir con unos cuantos termos llenos de agua; con el frío que hacía, no corría riesgo de que se evaporara o algo por el estilo.

Mi primer obstáculo fueron los ANBU de la costa, a quienes evadí sencillamente rodeando su base, camuflado en una tranformación básica, no se dieron cuenta, porque nunca nada pasa por esos lares; a veces pienso que están de adorno ahí. Seguí adelante bajo el puerto y la bahía, pasando por debajo del muelle, para difuminar mi identidad y mi presencia; reduje mi cantidad de chakra a una pequeña partícula indetectable al sentido humano; me preocupaba que se disparara una punzada del Sanbi.

Despues de sigilosas dos horas bajo el muelle avanzando lentamente, salí hacia aguas concurridas; donde era ya invisible para la sociedad; ahora venía el peligro mayor, el camino de dos días en altamar.

Reza joven viajero, porque este será un viaje de tormentas, decía el Kishin.
—No tengo un dios a quien rezar, yo abandoné mi nombre y mi religión.

Seguí adelante, sin comer, cansado pero con ganas de seguir adelante, era imparable, me encontraba en un trance que solo me permitía seguir hacia adelante, sin mirar a la contraria, ya no sentía remodimiento, ya no sentía angustia por las personas, ya no era yo mismo. No soy nadie ahora, y no lo seré hasta el fin de los tiempos.

Impulsado con la fuerza de mi alma, deambulé el camino hasta que mi brújula y mi mapa básico de ninja me señalaron que me encontraba a mitad de camino, no tenía sentido del tiempo, dejé el reloj para evitar las ancias de llegar; aunque en este punto ya sabía que un día entero había pasado desde que partí.

Chico sin fortuna; ¿Por qué no abandonas tu marcha y me entregas tu alma?.
—Cállate estorbo, no te necesito en este momento. No quiero saber de ti.

Las alucinaciones con el demonio cesaron, tomé el control por un rato.

Me perdí en mi mente, en el gran lago de mi cerebro, lleno de aire marítimo y de desolación; dejé tambien de imaginar; solo esperaba a ver el mundo que todavía no encontraba. El mañana me esperaba; la niebla se hizo menos densa, y unas horas más tarde, desapareció.

Salí del país del agua.

Mi bote encayó, estaba en la orilla; de ahora en adelante no había posibilidad de volver atrás, era una nueva persona; de ahora en adelante, decidí quitarme mi nombre; yo sería "El Chico sin fortuna" (No fortune).

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Continuará.