Encuentro con el Sanbi; Primera Vez. ¡Cara a cara!

Música de fondo; Paper Moon: Soul Eater Opening Soundtrack.




Sentado en la orilla del lago donde ocurrió el desastre con el Sanbi, Masaru se preguntaba qué podía hacer; si sabía que no debía presionar su cuerpo mucho, de lo contrario, el Sanbi saldría de este y esparciría el dolor en toda la aldea.

Debería desertar... irme de la aldea, soy una amenaza..—Pensaba.

Me decidí a hacerlo; decidí irme y no volver nunca más, vagar en el campo, vivir de lo que encuentre, ser un hermitaño, no puedo seguir causándole peligro a la gente que vive a mi alrededor, me decía.

Y saliendo de la aldea; encontré a Tsubaki. Amiga de la infancia, siempre habíamos sido buenos amigos, y lo éramos, decidí hablar con ella.

—Masaru, ¿por qué te vas?—decía.
—No puedo contestarte.
—Masaru, yo puedo ayudarte. ¿Cierto?
—No quiero, no puedo ponerte en peligro.

Me dió una bofetada...

—Masaru; yo quiero estar contigo, no puedes irte.
—Pero..

Tsubaki me besó, el tiempo se detuvo; me sentí aliviado, como en el regazo de un ángel: era la primera vez que me sentía cómodo desde siempre, desde que fue sellado el maldito mountsro en mi interior.

—Masaru, quiero que mi alma vaya contigo...

Tsubaki se desenvolvió en ondas de agua; se hizo tan fría y caliente a la vez; como blanco y negro, yendo de arriba a abajo cada vez que podía. Se hizo ondas tan suaves como la espuma; y tan fuertes como el sol mismo; se introdujo a través de mis poros.

Desperté en un lugar abandonado; cerca de la nada. Era yo y Tsubaki estaba a mi lado, sentí un gran alivio conmigo mismo; sentía que mi frustración me había avandonado. No sentía miedo, no sabía que iba a pasar.

Se oyeron rugidos, tronó el agua y el viento se sacudió fuertemente; Tsubaki se puso atrás mio.

—Quédate ahí Tsubaki, yo te protegeré.
—Confío en tí Masaru.

Apareció el Sanbi.


—Tsubaki, quiero que seas fuerte, yo acabaré con esto.

Me paré frente al Sanbi, dispuesto a acabar lo que había empezado hace trece años que nací y fue sellado en mi.

—¿qué quieres?—le dije.
—A ti, te poseeré. ¿No quieres poder acaso?
—No lo quiero de esa forma..
—Pero lo quieres, ¿cierto?
—Claro, como toda persona lo quiere.
—¡Entonces libérame!, sácame de esta prisión, te daré poder.

Miré mis manos, miré mis pies, miré mi cuerpo temblando del miedo.

—Dijiste que no sentías miedo.
—¡No lo tengo! ¡No le temo a morir frente a ti!
—Ninguna persona le teme a la muerte.
La gente tiende a temer, porque ¡IMAGINAN LA MUERTE!
Yo te brindaré el poder para no hacerlo.
Te daré poder, para dejar de Imaginar.
—Dejar de imaginar, ¿qué se siente eso?
—El poder se siente en tus Venas joven, deja que yo fluya por estas.

Me acerqué el Sanbi, sonrió. Miré hacia atrás, era Tsubaki, con su mano extendida; esperandome, decidida a no perder, así tuviera que morir frente al Sanbi.

—No.. NO PUEDO LIBERARTE

¡MIZU NO TATSUMAKI!

Los remolinos de mi mente, como remolinos de agua, atraparon al Sanbi, y se lo llevaron al lugar más recóndito de esta.

Yo no quiero ese poder, Yo quiero conseguirlo a mi manera. No dependeré de nadie.

—Masaru, volverás...—dijo Sanbi.

Me envolví en el regazo de Tsubaki; feliz de lo que había conseguido, detuve al Sanbi con ayuda de Tsubaki.

Volví a la realidad; Tsubaki salió de mi cuerpo, la abrazé.
Y hasta entonces, no he sabido más del Sanbi.