~ Entrenamiento ; Jiongu.. El primer paso. ~

por **¿Cómo dices?** Jue Jul 22, 2010 6:14 am

PRIMER DÍA

Kakuzu, luego de diversos días, llenos de estudio puro de las artes prohibidas del Jiongu.. Y leído las hazañas de su padre, lo que podía hacer, lograr, entre otras cosas, decidió empezar con su ardúo entrenamiento, con el afán de llegar a ser como su padre. Se levantó de la cama, jadeando un poco y se dirigió a la cocina en donde comió. Luego, se levantó de la mesa y se fue hacia el baño para ducharse. Al final, cogió el pergamino que le había dejado su padre, se vistió, llevó algunos rudimentos para el entrenamiento y se fue hacia un campo baldío, en donde nadie iba, para que no le descubriesen tratando de controlar tal poder. Al cabo de unos minutos, entre salto y salto, llegó a aquel desolado lugar. Allí, entró dando un salto por encima de la reja y se limpió un poco de tierra que cargaba en su traje. Al hacer esto, caminó casi hacia el centro del lugar y se sentó un rato .. En ese momento, de su mochila sacó las partes de un muñeco a ensamblar, que le serviría para entrenar. Abajo de eso, sacó un poco de ramen y sake en pocas proporciones (le apasionaba el alcohol, aunque fuera ilegal que él lo bebiera, tenía contactos ê,e). Todo eso lo dejó a un lado y empezó a armar el gran muñeco. Luego de pegarlo todo, se levantó con el pergamino a su espalda y lo tiró al suelo. Al tirarlo, se golpeó y se abrió al acto, dejando ver la parte en que habla como descoser las suturas de hilos, y en efecto manejarlos a placer. Caminó un poco hacia adelante luego de lanzar el pergamino al suelo y clavó algo lejos el muñeco en cuestión. Al clavarlo, regresó a su antigua posición y se quitó la túnica negra.. Luego de quitársela, dejó ver ropaje del mismo color (negro), pero normal, de verano. En ese pequeó ropaje, se mostraban los dos brazos de Kakuzu, mostrando varias de sus suturas.

Luego de realizar todo, este se quitó las pesas de su cuerpo, para poder estár más ligero para el entrenamiento. Allí, dejó las pesas dentro de la mochila. Al terminar estas acciones, desde el lugar donde estaba empezó a leer el mecanismo de funcionamiento de su cuerpo, propiamente dicho, los hilos que lo conformaban. Leyó unos minutos y memorizó todo en su mente. Luego de eso, éste cerró los ojos y empezó a pensar en su chakra interior y a compenetrarse con su cuerpo y por lógica, sus hilos. Luego de hallar gran concentración, tratoó de establecer contacto con los hilos y suturas que conformaban su cuerpo. Los primeros intentos fueron fallidos, hasta que pudo establecer una relación y gracias a ella, enviar chakra. Llevó gran parte de chakra, pensando que así podría realizar con perfección el movimiento de todos estos hilos, sin embargo, esto también falló, pero de todas maneras siguió intentándolo numerosas veces.

Al cabo de casi ya una hora Kakuzu se tumba al piso sin esperanzas, ya que no había logrado progreso alguno, o al menos esto era lo que creía. Sin embargo, en ese momento se le ocurrió una idea. ¿Por qué nunca intentó mover los hilos como si fueran tendones o algo parecido? Así, quiso comer el almuerzo ya que el hambre le llegaba hasta la médula. Vió el pote de rámen y el termo de sake a un lado y los cogió con la mano. Acto seguido, empezó a comer como loco, tanto así que, se tomó el Sake de un sólo sorbo. Al terminar de comer, con la barriga llena, Kakuzu creyó que sería buena idea si intentase dormir para recuperar sus fuerzas. Al terminar de pensar en esa idea, se dirigió a un árbol y se acostó debajo de sus hojas. Pasaron varias horas hasta que despertó con las mayores ganas de controlar parte de sus hilos y así utilizarlos para lo que quisiese. Mientras dormía, tuve sueños en los que manejaba a la perfección los hilos y los utilizaba para sacar los corazones de las personas y usarlos como bestias destructoras. Había leído sobre eso en el pergamino, sin embargo, no pensaba matar a nadie.

Así, se levantó estirándose y calentó un poco, corriendo, golpeando, saltando y haciendo volteretas, entre otras cosas. Luego, se posicionó en el anterior lugar. . Se estaba haciendo de noche así que se debía apurar. Así cerró sus ojos y fácilmente entró en contacto con su chakra interior y se compenetró con los hilos. Al establecer aquella relación, le envío chakra específicamente a las suturas de sus brazos. Al hacer esto, se sintió diferente y recordó que tratara de mover los hilos como tendones. Al hacer esto, las suturas se empezaron a descosar, unas cuantas se descosieron, otras a medias y otras no. Luego de descoserse algunas, se vieron los hilos en el aire y Kakuzu los trató de mover. En varios intentos, los logró controlar algo y así los empezó a mover hacia los lados con la mirada y algunas cosas. Así duró experimentando con los hilos hasta el anochecer. Tanto era el afán por entrenar, que prefirió quedarse a dormir allí, en el mismo lugar. Luego, juntó sus manos y cerró sus ojos, haciendo que los hilos volvieran a entrar a su cuerpo y se alojaran dentro de él, cerrando las respectivas suturas. Al finalizar, se dirigió al mismo árbol en donde había dormido anteriormente y quedó tendido en el suelo.

SEGUNDO DÍA

Al despertarse de madrugada, Kakuzu, fue a ponerse su túnica negra y salió del campo baldío para comer algo. Llegó a una tienda de frutas y vegetales y pidió unas cuantas manzanas y naranjas. Luego de comprar las frutas, se las comió en el camino, quedando realmente satisfecho. Al terminar de comer, este empezó a correr un poco para llegar más rápido al lugar. Al llegar, se recostó unos minutos para que su cuerpo hiciese la indigestión. Al pasar el tiempo, este se levantó con las mayores ganas a controlar su debido cuerpo. Así, leyó más sobre el uso de los hilos y le pareció interesante que, la fuerza del usuario del Jiongu se determinaba más sobre cuantos corazones este cogía, para así, si le destruyen el que carga, podría reemplazar el corazón muerto por otro vivo o también usar los corazones como bestias con un increíble e indeterminado poder. A pesar de todo esto intrigarle a Kakuzu, éste no estaba listo para matar a nadie a éstas alturas, así que se dispuso a entrenar su cuerpo. Soltó el pergamino y este se golpeó contra el suelo con un poco de fuerza. Luego, Kakuzu se puso en posición y pensó en el nombre; Jiongu. Luego de esto, la relación con sus hilos, sorprendentemente, ya estaba echa automáticamente, así que sólo le llevo chakra a las suturas de sus brazos para que estas se abrieran, todas y por completo. Al abrirse, se dejaron ver los múltiples hilos que salían de sus brazos. Así, empezó a alargarlos y a utilizarlos como fuertes tendones, con la fuerza del hierro/acero y su misma resistencia. Al ver al muñeco de prueba, quiso tratar de atravesarle o destruirlo por completo con el uso de sus hilos, así que con su mirada envio sus hilos hacia el muñeco con gran rapidez y fuerza. Al impactarlo todos los hilos, se le hicieron múltiples huecos, que si fuera un humano, hubiera muerto por la gran profundidad del golpe, tanto así, que traspasó el muñeco. Los hilos al traspasar el muñeco, rodearon al muñeco, alargándose cada vez más y apretándolo con gran fuerza. Luego, lo levantó hacia los aires y lo clavó de nuevo contra la tierra, despedazándolo por completo.

Kakuzu pensó que ya era suficiente y que los había logrado dominar, no obstante, ¿y las demás suturas de su cuerpo? Luego de recordarse esto, pensó que para controlarlos debía hacer fluir rápidamente el chakra por su cuerpo y que este se reparta por cada hilo de en su cuerpo. Al hacer esto gastó parte de su chakra, ya que no estaba del todo recuperado de estos días de entrenamiento. Así, al repartir el chakra en proporciones iguales por todo su cuerpo, este hizo descoser todas las suturas de su cuerpo, desconociendo aún así, la gran cantidad de cosidas que contenía su cuerpo. Al hacer todo esto, los hilos traspasaron todo su ropaje y se alargaron en gran cantidad. Luego, Kakuzu se aproximó a moverlos con total plenitud, traspasando árboles y cortándolos. El poder de sus hilos era impresionante, Kakuzu, no lo llegaba a creer y a la vez imaginaba que tanto poder habría tenido su padre y el poder que obtendría si cogiera los corazones. Luego de experimentar todo lo logrado con los hilos, Kakuzu llega al clímax (y como todo en la vida, al llegar a la cima, todo cae) de su poder concorde a los hilos y empieza a destruir todo a su alrrededor, hasta que en un parpadeo, este cae al suelo, desmayado por todo el poder desatado tan rápidamente.